Algo falla cuando un súper juez sostiene que la ley le autoriza a intervenir la comunicación de los detenidos con sus defensores porque EL interpreta que donde dice “y” en realidad quiere decir “o” y, además EL sabe que los defensores (que no están imputados) son cómplices de los defendidos.
La defensa de Garzón consiste en afirmar que los abogados espiados “jugaban un papel básico en la mecánica de blanqueo de dinero”. Al igual que de las bodas salen bodas, a lo mejor de este juicio sale otro por calumnias.