Parece que el prodigio de La Moncloa, que nos iba a llevar al corazón de Europa, está a punto de convertirnos en base de penetración China en el corazón de Europa.
Hubo un instante en que fuimos aliados preferentes de la mayor democracia en el mundo. Ahora nos ofrecemos a la mayor tiranía del planeta, olvidando molestos principios como la defensa de unos inoportunos derechos humanos.
Parece que el prodigio de La Moncloa, que nos iba a llevar al corazón de Europa, está a punto de convertirnos en base de penetración China en el corazón de Europa.
Hubo un instante en que fuimos aliados preferentes de la mayor democracia en el mundo. Ahora nos ofrecemos a la mayor tiranía del planeta, olvidando molestos principios como la defensa de unos inoportunos derechos humanos.